Patronato no seria nada sin sus tiendas y sus comerciantes. Forman la actividad del lugar, el dinamismo del sector, la vida del barrio. Conocer Patronato es conocer a sus vendedores y a la gente que lo frecuentan a menudos. De los ambulantes a los religiosos, de los vendedores de ropa a los de zapatos, de los comerciantes coreanos a los árabes, es una muchedumbre heterogénea quien permite la circulación sanguina de este barrio. Estas imágenes de comerciantes son el retrato de Patronato.
vendredi 21 novembre 2008
mercredi 12 novembre 2008
El gris de Patronato
Patronato, como todo barrio, tiene su blanco y su negro, su lleno y su vacío, su ruido y su silencio. Como todo barrio, su complejidad no se entiende con lo que se ve primero y que es extremo, pero con una vista acostumbrada y moderada. Como todo barrio, se encuentra la verdad de este lugar en lo que es siempre verdadero, en lo que es común al blanco y al negro, al lleno y al vacío, al ruido y al silencio. La verdad de Patronato está en el gris, en la existencia y en el murmullo. Que estamos en semana, el sábado o el domingo, que encontramos muchedumbre o casi nadie, siempre hay personas que caminan por Patronato. Tal vez no se conocen, tal vez no buscan lo mismo y tal vez no se paran al mismo lugar, pero siempre están. Vienen, salen y participan a la vida del barrio. Mientras que no se encuentren, pertenecen a una comunidad. La comunidad de Patronato: doce mil clientes al día, quinientos dueños de tiendas, una muchedumbre de vendedores y dos mil habitantes. Todos ocupan las calles de este barrio, todos son transeúntes de Patronato.
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